lunes, 13 de mayo de 2019

NUESTRO YO INTERIOR


La meditación, comúnmente, la conocemos como una "una oración o rezo que se hace en silencio, o reflexión intimista sobre algún tema espiritual o transcendente". Muchos tienen una ligera idea, pero pocos se animan a practicarla.

En la pasada clase con Pilar pudimos tener unos minutos de meditación en los que nos concentrábamos en el chacra que se sitúa en el entrecejo, aquel que nos permite ver "más allá". Realizar este ejercicio me recordó a aquellos años en los que practicaba artes marciales. Mi profesor, todos los días al finalizar la clase, nos hacía sentarnos de cuclillas y, con las manos enlazadas y situadas a la altura del ombligo, nos relajábamos y meditábamos durante unos minutos. Hay quien dice que estas prácticas no sirven de nada y que no son nada más que bulos sociales, sin embargo, pienso que hay que practicarlo para saber los beneficios que tiene.

Conectar cada día con nuestro yo interior nos permite parar el mundo acelerado en el que vivimos para dedicarnos a escucharnos por dentro, para despejar la mente y detenernos en nuestra respiración. A diario, desde que nos despertamos, vivimos pensando en cosas que tenemos que hacer, en ir de un sitio a otro, en el trabajo, la familia... ¿Pero cuántas de esas cosas las hacemos con concentración y no por rutinas? Con nuestro tiempo ocupado en vivir descuidamos nuestra salud mental sin darnos cuentas de que somos nosotros el factor más importante y, por tanto, el que más tenemos que cuidar.

Este rato, además, me recordó a un libro que leí durante mis estudios de Grado Superior. En él había muchos ejercicios para meditación con niños y niñas, se llamaba "Tranquilos y atentos como ranas". Creo que siendo educadores infantiles tenemos que estar actualizados en cuanto a este tema se refiere así como de los beneficios que tiene para los niños y niñas.


En conclusión, creo que tener este tipo de actividades incorporadas en nuestra rutinas y en nuestros horarios nos permite tener mayor capacidad de concentración, así como habilidades para relajarnos y calmarnos. Además, creo firmemente que como futuros maestros deberíamos de añadir esta práctica en los horarios de nuestros pequeños y pequeñas. Así como yo lo practicaba de pequeña y me ayudaba en muchos factores, puede ser igual con las nuevas generaciones.

Noelia Hernández Simarro


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